Crímenes desbordados, terribles historias de feminicidios, inseguridad en el transporte público como nunca, secuestros, extorsiones de los propios policías y una larga lista. Hasta donde se tiene registro eso no fue lo que prometió al asumir su encargo el gobernador del Estado de México, el priista Alfredo del Mazo.
Si bien la situación de inseguridad es un fenómeno generalizado en el país, lo que sucede en tierras mexiquenses es ya una aterradora caja de sorpresas que indignan y provocan intensas movilizaciones sociales.
A principios de febrero, Vanessa Ruiz Guzmán, joven estudiante de 22 años de la Universidad del Estado de México (UAEM) fue violada y asesinada en el transporte público dentro de la ruta 85 en el municipio de Ozumba.
“Quiero ver a mis amigas graduadas, no sepultadas” así respondió con pancartas y una intensa movilización la comunidad estudiantil al atroz hecho.
Días antes, la niña Giselle de 11 años fue secuestrada, violentada y asesinada en un ciber café en el municipio de Chimalhuacán.
Hace una semana en Ocuilan hombres encapuchados plagiaron a los jóvenes meseros Cristian Vázquez Vergara, Emmanuel Perete Ferreira y Tony Casillas. Finalmente fueron rescatados en Morelos.
Pero esta espantosa colección de historias de violencia no se trata de meros hechos aislados.
En 2018, el Estado de México fue la entidad con mayor incidencia delictiva de todo el país con más de 275 mil presuntos delitos registrados en averiguaciones previas iniciadas o carpetas de investigación, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
¿Quién está seguro en cualquiera de los 125 municipios mexiquenses, en Nezahualcóyotl o Ecatepec? ¿En Naucalpan o Tlalnepantla? Por nombrar algunos.
Las promesas de Alfredo del Mazo al iniciar su mandato fueron entre otras: cámaras y botones de pánico en el transporte público y policías de proximidad confiables. Y él mismo se fijó un plazo de tres meses para revertir las cosas.
“Haremos del Estado de México uno de los estados más seguros. En los primeros tres meses de gobierno tendremos resultados concretos sobre seguridad”, afirmó al iniciar su mandato en septiembre de 2017.
La propia Delfina Gómez, delegada del presidente Andrés Manuel López Obrador y del Mazo instalaron en diciembre pasado los “Consejos Territoriales para la Construcción de la Paz”, pero nada parece estar funcionando.
El crimen organizado penetra por igual a la capital mexiquense, Toluca, al grado tal que su presidente municipal por Morena, Juan Rodolfo Sánchez, ha lanzado un SOS, un llamado urgente de auxilio.
“No podemos permitir que Toluca se convierta en un depósito de cadáveres o escenario de ejecuciones, si en las próximas semanas no tenemos resultados, personalmente convocaré al pueblo para que nos manifestamos públicamente con repudio a este tipo de publicaciones y a favor de la paz”. Del hartazgo, los ciudadanos pasan a la movilización.
La gobernabilidad en riesgo, en el último bastión del PRI. |