Su cara de sorprendido al recibir por cuarta vez el Balón de Oro, me sorprendió aún más. Lionel Messi es la muestra perfecta de que la humildad es la mejor aliada ante la grandeza.
Este 2012 anotó 91 goles, cifra que nadie ha alcanzado jamás, pero ni así se sentia seguro del reconocimiento: "estoy muy nervioso, no sé que decir", señaló ante la mirada del mundo...y de Cristiano Ronaldo, durante la premiación de este lunes.
Dicen en España que es común toparse con el argentino en un restaurante o caminando por las calles y que si le pides una foto o un autógrafo, seguro te los da aunque este comiendo.
Messi es el mismo Messi de siempre dicen sus familiares y amigos, creo que ahí está la clave.
Hoy vale la pena repasar algo de su historia de vida. De niño jugaba para el club argentino Newell's Old Boys y ya sus condiciones eran indiscutibles, pero Leo tenía un grave problema; su baja estatura debido a la falta de producción de la hormona de crecimiento.
Por eso el club decidió deshacerse de él cuando cumplió 13 años, y más cuando un visor del Barcelona le ofreció llevárselo a España y pagarle el tratamiento médico que incluía un inyección de 900 dólares por mes. También le daban empleo a su padre.
Por ello, el astro argentino no se cansa de decir que literalmente "creció en el Barcelona". Por eso tambíen aclara que no habrá cifra suficiente que le haga cambiar de playera.
En un mundo movido y manejado por el dinero, sobre todo en el fútbol, eso es de reconocerse.
Estoy convencido que si Messi muriera hoy mismo, entonces sí, se diría que fué mejor que Pelé o Maradona.
Yo no tengo duda de que lo es, sus números, su calidad y sus logros colectivos son implacables. Pero a pesar de ello, me quedo con su sencillez. El día que Leo se entere de quién es en realidad será un día de luto para todo el mundo del fútbol. |